Negra María Salú tengo sed de tus amores, de tu cara, de tu risa, de tu cuerpo y de tus soles.
Hembra de ingenio vivo, generosa y de preciadas mercedes. Forjada de acero su espiritual fisonomía. ¡No sabía de mezquindad en las pasiones!
El olor de su vientre… un golpe de luna y lirio.
Negra María Salú tengo sed de tus amores, de tu cara, de tu risa, de tu cuerpo y de tus soles.
Su andar de girasol, de criatura gentil no silenciaba el eco de pantera elemental, arterial y plena que despertaba los ciervos de mi pupila.
Axilas, senos, fiebre, cintura y lágrima… hembra de pólvora espesa y desobediencia de mis aguas.
Negra María Salú tengo sed de tus amores, de tu cara, de tu risa, de tu cuerpo y de tus soles.
Incitaba mi albedrío en ágil entraña de fuego. Sus caderas… fruta danzante de superior arresto y diligente poderío.
Hondo el gemir de sus cortezas remotas cuando el coloquio de mi sangre le golpeaba las venas.
La tierra todavía huele a su desnudez…
¡Mi cuerpo aún la ruega!
Negra María Salú tengo sed de tus amores…
