La vi de mañana entre las “chupa chupas” repletas de miel…
Una indiecita descalza con pies que dibujaban rocío y tejían guirnaldas por las empalizadas.
Llevaba flores de esas humildes y bonitas adornándole el cabello, mientras volaba sus paraulatas sobre el asombro mudo de mi soledad.
La brisa sabanera me hablaba de su aliento…
Oración en copla recia -que no importa en qué tiempo, en qué modo- de un pasado, no pasado, siempre huele a Dios.
Cada amanecer salía a repartir bendiciones…
¡Con mi nombre!
Comentarios